Escribir es copiar del natural aquello que aún no existe.
Benjamín Prado.
Era un día de esos en los que todo volaba y la ciudad se desperezaba sin pausas. Los restos de un globo desinflado hacían
su último recorrido por un cielo tintado de amanecer y un par de barrenderos recogían las hojas acumuladas mientras el viento juguetón las desparramaba
una y otra vez. Amenazaba lluvia.